Debido a que vivimos en una sociedad constituida por normas, seguimos un flujo establecido por los miembros de ésta, sin embargo, hay veces que no las seguimos por propia convicción, sino, porque todos lo hacen, a lo que hay que preguntarnos, ¿por qué lo hacemos?, ¿por qué nos llenamos de tantos prejuicios? o ¿por qué no nos tomamos el tiempo para descubrir y poner en marcha nuestros propios juicios?
La respuesta es que estamos sumergidos en un rol moral que muchas veces resulta no ser el nuestro, por esa razón nos parece extraño y desaprobatorio un comportamiento fuera de los límites acostumbrados, porque es la costumbre la que marca el supuesto comportamiento que deber tener cada persona que desempeña un papel en la sociedad.
La realidad es que somos injustos con esas personas que se presentan "diferentes" en un grupo y creamos un rechazo inmediato. Por esa razón debemos abandonar la idea falaz sobre quien realiza cosas fuera de lo establecido que son "extrañas" o simplemente lo es. Para ello, nosotros como miembros importantes de una organización social, debemos comenzar a cambiar las actitudes despectivas y prejuiciosas, así como aumentar la tolerancia hacia quienes poseen rasgos que difieren con los nuestros.
Un ejemplo perfecto es el caso de Greg Pitchard, que sorprendió a todo el mundo durante un programa británico que está dedicado a la búsqueda de talento, cantando una ópera hermosa, con voz excepcional que parecía pertenecer a una mujer, sin embargo, el intérprete era un joven entre los 20 y 25 años que tenía una apariencia mundana y muy alejado de la forma en que luciría un tenor. La mercadotecnia, nuestra propia experiencia y prejuicios nos han indicado que ningún hombre podría poseer una voz así, que es sólo posible en mujeres, pero ahora se puede demostrar que no es así, que existe gran diversidad en el mundo aún sin conocer y que no debemos jusgar tan duro.
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